La fotógrafa tomó fotos de personas en el festival antes y después de besarlas.

La mayoría de la gente este año vino al festival Roskilde en Dinamarca para relajarse, disfrutar de la música y el ambiente. Pero la fotógrafa Joanna Sayring tuvo otra idea. Ella quería capturar el espíritu libre en el festival. Entonces se le ocurrió un proyecto en el que hacía retratos de extraños antes y después de besarlos.

El fotógrafo se acercó a la persona, independientemente del género y la raza, para hacer el primer retrato, luego le explicó la idea y le pidió un beso. Sorprendentemente, hizo que las personas soltaran sus máscaras y se convirtieran en ellas mismas. Joanna explica esto diciendo que el beso estimula todas las terminaciones nerviosas en los labios, libera dopamina y oxitocina, y también establece una conexión emocional inmediata entre las personas.

El artista noruego llamó a esta serie de fotografías "El beso del extraño". La propia autora del proyecto admite que, con su ayuda, quiere mostrar a las personas con qué facilidad podemos comenzar a comunicarnos con nuevas personas.

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